Veinte poemas de amor y una canción desesperada


Pablo Neruda escribió el libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada poco antes de cumplir los 20 años.

Su fresca juventud no fue impedimento para lograr un elevadísimo nivel literario y comunicativo, que ha convertido a este libro en una referencia esencial de la literatura latinoamericana.

Si existe un poeta conocido , ese sin lugar a dudas es  Pablo Neruda, seudónimo  con el que se dio a conocer  Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; nacido en  Parral, Chile, el 12 de julio de 1904, hace unos 114 años y fallecido en  Santiago de Chile, el 23 de septiembre de 1973, doce días  después del  golpe de estado del general  Augusto Pinochet, que derrocó al presidente constitucional  Salvador Allende.

Neruda no solo es Premio Nobel de Literatura en 1971 y una de las máximas figuras de la lírica hispanoamericana del siglo XX, es sobre todas las cosas  el autor del libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada, publicado en 1924, el libro de poemas más conocido en todo el mundo, dicen que a la muerte de su autor en 1973, se habían editado ya dos millones de ejemplares.

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POEMA 20 de PABLO NERUDA

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo.
Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


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